Las relaciones entre el gobierno de Rusia y Estados Unidos han subido de tono, debido a las sanciones que impuso el país americano al gobierno de Vladimir Putin, que van desde la expulsión de diplomáticos, acusaciones por interferir en las elecciones presidenciales de 2020 y de cometer ciberespionaje.
Por lo anterior el gobierno de Vladimir Putin citó al embajador de Estados Unidos, John Sullivan, en respuesta a las sanciones por ciberespionaje adoptadas por Washington.
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, adelantó que la conversación con el embajador “no será del agrado de la parte estadounidense”. “Dicho comportamiento agresivo recibirá, sin lugar a dudas, una respuesta firme. La respuesta contra las sanciones será inevitable”, afirmó.
La funcionaria rusa subrayó que “en Washington deben asumir que habrá que pagar por la degradación de las relaciones bilaterales”. “La responsabilidad por lo ocurrido recae totalmente en EU. Nosotros advertimos en más de una ocasión a EU de las consecuencias de sus pasos hostiles, que aumentan peligrosamente el nivel de confrontación entre nuestros países”, insistió.
Cabe informar que Estados Unidos impuso sanciones a Rusia por su presunta interferencia en las elecciones presidenciales de 2020 y por el ciberespionaje masivo de SolarWinds.
De acuerdo a un comunicado, Washington sancionó a 6 compañías rusas por sus actividades de ciberespionaje, a 32 organizaciones y personas rusas por injerencia electoral; y a 8 individuos y entidades por la ocupación rusa de la península ucraniana de Crimea.
Además, el gobierno de Joe Biden expulsó a diez miembros de la misión diplomática rusa en Washington, incluidos integrantes de los servicios de Inteligencia.
Dentro del informe se destaca que la Casa Blanca acusó al Servicio de Espionaje Exterior de Rusia (SVR) de haber perpetrado el ciberataque masivo y penetrar los sistemas del Gobierno estadounidense mediante un programa de la empresa SolarWinds.
Además, el Tesoro estadounidense emitió una orden que prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses participar en el mercado principal de bonos emitidos a partir del próximo 14 de junio por el banco central ruso y otras instituciones del país, en un intento de coartar su venta de deuda soberana.