El gobierno de Gran Bretaña, Boris Johnson, anunció que las reglas comerciales post-Brexit que negoció con la Unión Europea “no pueden continuar” y necesitan una importante reestructuración, lo que tensa aún más las relaciones entre ambas partes.
El gobierno afirmó que estaría justificado que Gran Bretaña suspendiera unilateralmente el acuerdo jurídicamente vinculante del Brexit, pero que había decidido no hacerlo por el momento.
Desde que Gran Bretaña abandonó el pacto económico de la Unión Europea a finales de 2020, las relaciones se han deteriorado por los acuerdos comerciales para Irlanda del Norte, la única parte del Reino Unido que tiene una frontera terrestre con el bloque de 27 naciones.
El acuerdo de separación que las dos partes alcanzaron antes del Brexit estipula que deben realizarse controles aduanales y fronterizos sobre algunas mercancías que circulan entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido.
Las regulaciones tienen como fin mantener una frontera abierta entre Irlanda del Norte e Irlanda, un miembro de la UE que es pilar fundamental en el proceso de paz norirlandés.
Pero han causado molestia entre los sindicatos británicos de Irlanda del Norte, que señalan que equivalen a una frontera en el mar de Irlanda y debilitan los lazos con el resto del Reino Unido.